23 abril 2008

la chica del colectivo no sé que tan chica era, mucho más de veintidos seguro, mucho menos de treintaycuatro también. tenia una remera corta verde, era día para remera cortita y una camperita, no como los boludos que teníamos busos o camperitas megaultra abrochadas. en un momento que sabía que iba a empezar a chivar, y en norman empezar a transpirar significa que el kilo y medio de axe de la mañana lo abandone, decidí hacerme el stripper y en una maniobra de estar en pleno living de la casa me saque la camperita. creo que me miraba mientras demostraba mis dotes desnudistas. a veces veía que nos mirabamos, pero me daba mucha vergüenza mirarla. mucha.

es que la chica de remerita corta verde tenía un zarpado escote, un escote con unas tetas que parecían operadas hace tres meses, o tal vez naturales, pero la pucha, qué genetica.
la cosa es que no podía mirarla porque si la miraba a la cara, ella me miraba, entonces me salía el bueno, ahora nos miramos un rato, nos ojeamos, me hace un guiñito de ojo y nos bajamos en la misma parada. me toca la cola y me dice: seguime. no podía verla, porque automaticamente bajaba mi mirada ahí, y no, no podía. no porque no gustase, pero realmente no había interes en mis ojos en ver esa delantera descomunal que ni un doble nueve de area con crespo y batistuta podían superar.


lo no raro eran los señores asquerosamente babosos idolatrando aquel monumento al escote. los miraba, no me miraban, estaban ocupados. qué se yo. son dos tetas descomunales en un colectivo perspectivamente a la altura media de la cintura si estabamos parados y a la altura de los tobillos si estaban en el escalón del fondo.






pero lo raro era eso, que me de mucha vergüenza ver a la chica de verde, tal vez ella me miraba y pensaba: qué pendejo pajero
tal vez ella me miraba y pensaba: mirame mirame mirame.


pero esos
mirame's
sólo los pensamos gente como nosotros, para que ucando nos miren, miremos para otro lado extasiados de la vergüenza.







me baje, dejé a la chica de verde en su asiento volviendo a los ruiditos de mis zapatillas.

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