enfrentamientos atómicos teniendo
lugar en remeras, mostrando
que no hay nada por lo que temer.
y la fragilidad más cerca
de quebrarse ante sus pies;
con ese coraje maldecido
que no sabes por qué todavía no se fué.

a los brazos del colchón
que dejo de ser nuevo
para estar lleno de
gritos sin sentido.

escupir en los laboratorios
donde comenzamos a gatear;
donde nuestros sueños se ven
envueltos, todavía sin ver la luz.

y quién te pellizca
para enfrentarte con tu
tacto mal herido.
y quién te susurra al oído
los gritos que te estremecen
diciendo que seguís teniendo utilidad.


Frases idiotas en medio de la pared
y esas navecitas en las servilletas donde comes.

Ves..
Todavía podes.