28 octubre 2008

65 son pocas

Hace un tiempo atrás, allá por la Mesopotamia Argentina una chica llamada Tania compartía su casa con un tal Sergio para que este último tuviera un lugar donde dormir. Tal vez hicieron noche de peliculas, o tal vez vieron una sola y se fueron a dormir. Lo que si se sabe, es que la pelicula que con certeza vieron, Tania la había bajado de la interné. Sergio no sabía de qué se trataba dicha pelicula. Casi noventa minutos después de haber conocido su nombre, Sergio llora y Tania también. O tal vez Tania no llora, y lo ve a Sergio llorar. O tal vez Sergio tampoco llora, y se ven los do no llorar.

Con el transcurrir de los días, recibo un llamado. Sergio me cuenta del viaje a Rosario, de su paso por la casa de Tania (más que paso, transbordo) y de que habían visto una película.

"Cuando terminé de verla, pense en vos. Es tan vos esa película"


Tania es de esas personas que yo no conosco, y que otros, que de vez en cuando pasan por acá, si conocen( más algunos que otros, guiño guiño (?) (?) ). En realidad no sé, tal vez no pasa nunca y justo vió luz y entró. Si esto último fue así, oh casualidad, Tania leyó nombrar una película. Se la bajó y la compartió con Sergio, quien no sabía que esta casa (blog) había nombrado con anterioridad dicha película.

Cuando Sergio me llamó y me dijo es tan vos sonreí, vergonzosalastimosamente sonreí. Quería volver a verla y quería llorar. Aunque ya van quinientascincuentaytres (mentira, deben ir menos de siete) veces que la ví, sigo llorando. Tal vez, con una lágrima distinta entre la primera y cuarta vez, entre la sexta y tercera, tal vez con algún que otro sentimiento distinto, pero siempre con el mismo vacío de siempre. Miento. Casi nunca hubo vacío. Tal vez vino después del vacio, con los chinchulines y las papas fritas. Digo, tal vez el vacío vino después, luego del quedarme tan desnudo con esa película, de sentirme libre con esa película, del sentimiento de "mirame, esto soy yo" no hay nada más para decir. Vacío, un signo de interrogación largo, enorme, puntitos suspensivos eternos, o un simple "fill in the blanks".




tal vez
llegue el día en que vea
tu vida en 65 minutos
y no llore más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tania no cree ni un tercio en las casualidades.
A pesar de que no creer en ellas implique hacerse cargo de lo impuestas que resultan algunas situaciones a las que uno le atribuye un significado no casual. A concluir que se termina eligiendo a qué regalarle trascendencia.
Tania y Sergio esa noche no lloraron, de todas maneras Sergio claramente sentía desbordarse, Tania había visto la película anteriormente y lagrimeado en la intimidad, pero fueron lágrimas felices.
Tania no se quedó con sensación de vacío, sintió la inmensidad.
Y el resguardo, quien ideó la película le regaló un poco de libertad.
A pesar de incontables traspiés, ella sigue creyendo y alejando toda posibilidad de compadecerse.
No se conocen, claro está, pero te intuye intensamente, y al ver la película sugestionada por tu recomendación también te vió sentado viendo la lavadora girar.
Confiesa ser lectora asidua, y no haber llegado en busca de luz ni artilugio literario, sólo del descargo vomitivo al que "nos" (se pregunta, ¿será muy confianzudo?) tenés acostumbrados.

65 son muy pocas.

Tania.

un tal león dijo...

Leon opina que Norman, Sergio y Tania son personas sumamente distintas, pero hermosas las tres.

guiño guiño, tarado jajajajaja

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