como el otro día, en el colectivo
un pibe, de veintipico de años, llorando,
medio gritando, medio gimiendo, medio sonriendo, a la madrugada, hablando con alguien,
diciendo "qué se joda, ella se perdió mi mundo"
tal vez alguien más escuchaba, o sólo yo,
lo mire, me miró.
siguió con el teléfono en la mano, cortó al minuto de esa frase,
miró para abajo, y se quebró.
se quebró tanto pero tanto,
como si esa frase no sea el consuelo suficiente que le haga crear que la que perdió había sido ella y no él, que sea sea un consuelo estúpido, falso y poco palpable.
quería pararme, quería decirle que ella se había jodido, por estúpida, o quién sabe por qué, pero que ella seguramente se perdía su mundo hermoso,
pero no le dije nada,
y siguió llorando, y yo con ganas de acercarme.
y nada, nada, nada.
siguió llorando.
toca el timbre, se abre la puerta "ella se lo pierde.." mira a la calle, y baja, con la frente en alto, y tal vez sin la certera convicción de que ella había empezado a perderselo.
el colectivo avanza, camina con la frente en alto, con los ojos vidriosos, con el pelo en la cara, y antes que el semáforo se pierda bajo la luz verde de la calle continua
me mira,
lo miro
y sonríe, sonrío.
seguramente, ella se lo pierde.
20 agosto 2008
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1 comentario:
se perdió un mundo gigante.
basta de enojo
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