hoy me puse a hablar con él y se veía tan feliz.
me empezó a hablar de su tarde, de su noche.
de las noches que pasó con ella, que fueron muy pocas, dos.
estaba y todavía sigue estando, muy feliz.
me habló de sus ojos, de sus anteojos.
de sus labios, de su manteca de cacao.
sonreí porque él sonrió.
él sonrió porque se debió acordar algún gesto nuevo, algún gesto que recién está empezando a conocer, pero que cada vez que sombrea su retina se le dibuja una sonrisa. y yo sonrío, porque él sonríe.
habla de películas, y de escenas que siente que son las de esas dos tardes. Habla de canciones, me dice que no se anima a cantarle al oído, por eso sólo canta cuando vuelve a su casa, o hoy cuando me lo estaba contando. Y cantaba, porque cuando es feliz canta.
me habló de la mujer más maravillosa de los últimos tiempos, de las últimas lunas llenas, de los últimos meses. Me habló de una mujer preciosa, me dijo que ya la conocía de antes, pero que sólo la había visto con un solo ojo.
Me contó como fue el primer día que la vio este año, que fue lo que hizo, que fue lo que lo hizo sonreír. Dijo que ella hablaba con un chico, y que él tenía bronca porque no hablaba con él. Deseaba que lo mirara, pero no sabía como acercarse. Las casualidades hicieron que ella le preguntara algo, y que él descubra su nombre, su pasado común. Se lo notaba tan feliz explicando porque al principio no sabía como acercarse, lo conozco muy bien. Si no se despierta de tal forma, se avergüenza de todo, se cierra y habla dos palabras. Le había hablado poco, volvimos a sonreír cuando recordó un par de comentarios graciosos de ella por las mañanas. Me explicó como fue el momento en que subían juntos las escaleras y él se apuró para no quedarse atrás: ella subía rápido, él atrás de ella, pensando que tenía que hablarle, obligándose a hablarle, a decirle algo, a que ella le preste un poco de esa atención que él tanto le estaba dedicando; respira y sube las escaleras muy rápido, en un tono avergonzado y cansador compara a un chico que acaba de pasar con el protagonista de una serie; sonríe vergonzosamente, deseando que ella supiera de qué estaba hablando; responde con una risa, uf, tantos nervios.. y me muestra como cerraba los ojos en esa forma donde la risa de sus labios se siente en su alma y queda ahí guardada.
como cuando me intentó dibujar en palabras el primer beso, cerraba los ojos sonriendo su alma.
comparó ese beso y los siguientes con los de las películas, dijo “viste que en las pelís se besan y no paran de sonreír? es igual. ella me besa y no dejo de sonreir. y ella también sonríe. y no sabés lo hermosa que es cuando sonríe entre besos” y me sonrío, y le sonreí porque él estaba feliz.
Seguimos hablando. Seguimos muchas horas hablando.
Sus ojos estaban en otro lado, su alma estaba en otro lado
Y sus manos dibujaban en el aire la forma de su cara.
Debe ser el mejor artista del mundo
O tal vez es real, y su cara es la más linda de todas.
Es que esas formas que dibujó en el aire
Hizo que sintiera por un segundo toda su alegría,
Hasta su perfume llegó a mis sentidos.
Debe ser el mejor artista del mundo
O ella debe tener los labios más mortales
Porque esos besos que dibujó en el aire
Acariciaron mis mejillas
Tanto como esos labios acarician las suyas.
1 comentario:
Que lindo que la gente se quiera... nada más bello que sentir esa brisa primaveral entre nos...
Hoy el otoño es más otoño que nunca por mi mundo... pero reconozco que hay unos pequeños indicios de primavera !
Que estes bien...
Salutis
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