primera parte...

¿Dónde estás amor?
ese que en las noches nos hace dormir feliz
teniendo en quien pensar y a quien extrañar.
...dónde estás pequeño y eterno amor…
¿Por qué se jura amor eterno,
si no es eternamente durable?...

Hay quienes lo construyen mes a mes
o quienes en un par de días se regalan
el vendaval de caricias más dulces llenas de amor espontáneo.
Hablar de amor siempre es cursi, quedas como tonto…
… pero algo atrae, quieren conocer tu forma de amar
pero después cierran sus brazos y se esconden…
¿Dónde estás inspiración de ciegos?,
¿hace cuánto que no lloro por amor?
Tal vez meses, tal vez semanas, pero ya
se hicieron siglos…
no lloro por un corazón roto
como en las novelas donde nadie es correspondido.
Es tonto hablar de amor,
pero ¿quién no espera amor?
¿Quién no espera que alguien lo espere?,
alguien que lo espere impaciente en una esquina,
con la voz preparada para contarle qué pasó
en los días en que no se vieron…
¿Dónde estás amor? ese que es testigo
de nuestras ojeras menos disimulables,
ese amor que no importa si comparten una siesta
o una noche envueltos en alcohol.
El que por las mañanas te hace tener ganas
de despertarte en la misma almohada,
haciéndose los dormidos
para no tener que apurarse
y abandonarse…
¿Todavía existís amor o ya abandonaste a causa de las
desilusiones y cambios de aire… cambios de mundo…?
Quedamos como idiotas hablándote al oído amor...
mostrando que te buscamos, sabiendo que
vos nos vas a salvar…
Pero , ¡qué me importa nuestra ridiculez!
Si nadie nos borra las sonrisas luego de amar
una mañana, una tarde o una noche envueltos
en brazos desnudos, que tal vez
ni se conocen, pero que logran amarse.
Si, ese amor en donde dos desconocidos
cierran los ojos y comienzan a sentir el mundo,
olvidándose de lo que está esperándolos ahí afuera.
El amor de dos desconocidos, de días o de años,
es lindo ese amor en el que lloras un mes por un desconocido
y a las horas una caricia te hace temblar de alegría,
como te pasa hace años con las mismas manos
y sombras desconocidas…
En serio, ¿dónde estás amor?,
ese que sabe entender nuestra locura
de no poder aguantarnos las ganas
de querer acariciar un ombligo
mientras dormimos rodeados
de brazos que nos ahogan
de sueños con finales felices...