fríamente se arrodilla
y corre tu flequillo de la frente;
respira profundamente mientras tiembla
similar a los momentos previos de rendir un final.
hoy te presta sus sentidos para que puedas
dormir tranquila después de llorar una tempestad.

minutos aliviadores que te dejan
soñar con los ojos entreabiertos.
no te quiere besar, lo que falta,
es que él, también, comience a llorar.
ambos lo saben, a veces tienen
miedo de tocarse; a ver
si mañana despiertan con
heridas en el medio del pecho.

lo llamaste para que te vaya a rescatar;
en vez de romeo, es alguien con nombre
extraño quién te besa los labios
haciéndote temblar, regalándote
un poco de paz.