norman va a entrevistar a unos señores que escuchaba de más chiquito en su casa, cuando recien comenzaba la pubertad, la adolescencia. una banda que le abrió mucho la cabeza, que le hizo comprar su primer mochila y tenerla pintarrajeada hasta el culo, con frases de sugar tampaxx o canciones de embajada boliviana. tenía tachas, y me creía re capo por tener muchas tachas en la mochila, no iba a recitales porque la gente no me acompañaba y así me perdí su primer obras, cuando todavía no había terminado la primaria.
norman va a debutar como si entrara a un bar y lo encontrara vivito y coleando a chinaski (porque una cosa hubiese sido encontrarlo a el, y otra a él) le diera una palmada en la espalda y lo invitaría una copa del vino más berreta.
o como si estuviera en el banco mirando la nada y un técnico le dijera: pibe calenta que entrás para los últimos 20 minutos. y salís del banco y ves el maracana lleno, recontra ultra mega lleno hasta las pelotas.
o como si fuera william miller (fugit, casi famosos) y me fuera a recorrer algun país.
o como sí fuera norman que va a ir a entrevistar a esos tipos que están en todos lados, pero que cuando ellos cumplen su vida de subirse a tocar y nosotros de simples espectadores, tienen ése papel que algún día cualquiera quisiera tener para jugar a ser músico un rato..
LA PUTA MADRE!!!!!!!!
29 abril 2008
24 abril 2008
sentado a metros del andén espero que ocurra aquel suceso encantador que logre alegrar mi día.
veo las ventanas, las puertas cuando se abren. espero ver su cara, sus pelos apareces.
perdido en hora, debe ser elq uinto que viene y va, y ella no está. no la veo, no se deja ver. alguna puede parecerse, alguna puede imitar su color de pelo, pero ninguna mira a la distancia como ella lo hace, ninguna mira la nada con el agradable encanto de sus ojos fijos perdidos en todo y en la nada.
hace calor, y el sol se esconde tras un árbol, su reflejo contra las vías hace cerrar mis ojos. al abrirlos pasa uno más, mucho más vacio que el primero. ahora hay más posibilidad de poder verla, pero no, todavía no aparece.
seguramente hoy no pase, todavía debe estar durmiendo y cuando despierte voy a ser yo el que duerma, tal vez soñando que estamos en la misma vereda, mirandonos, riendo y mirandonos.
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antes de dormir, al cerrar los ojos imagino una cara, dibujo en el oscuro su rostro, su cuerpo inmovil bailando.
cierro los ojos,y los puntitos amarillos se unen formando un nombre. el nombre se agranda cada vez más, tanto que me hace abrir los ojos por el inminente brillo coloro.
vuelve otra vez la oscuridad con un poco de luz, por la ventana el reflejo de la luna me cuenta que sigo despierto. vuelvo a cerrarlos. las difurcadas rayas amarillas corren de lado a lado, ahora encontrandose para formar un cuerpo y un vestido. automaticamente siento que sonrío; en la cara y el vestido se ve una sonrisa; enorme roja sonrisa.
siento los ojos abiertos, la pequeña luz de la luna sonríe, giro mi cabeza, un cuerpo y sus ojos a mi costado; mirando mis ojos mirar.
sueño,
sueño hermoso que algún día será real.
23 abril 2008
la chica del colectivo no sé que tan chica era, mucho más de veintidos seguro, mucho menos de treintaycuatro también. tenia una remera corta verde, era día para remera cortita y una camperita, no como los boludos que teníamos busos o camperitas megaultra abrochadas. en un momento que sabía que iba a empezar a chivar, y en norman empezar a transpirar significa que el kilo y medio de axe de la mañana lo abandone, decidí hacerme el stripper y en una maniobra de estar en pleno living de la casa me saque la camperita. creo que me miraba mientras demostraba mis dotes desnudistas. a veces veía que nos mirabamos, pero me daba mucha vergüenza mirarla. mucha.
es que la chica de remerita corta verde tenía un zarpado escote, un escote con unas tetas que parecían operadas hace tres meses, o tal vez naturales, pero la pucha, qué genetica.
la cosa es que no podía mirarla porque si la miraba a la cara, ella me miraba, entonces me salía el bueno, ahora nos miramos un rato, nos ojeamos, me hace un guiñito de ojo y nos bajamos en la misma parada. me toca la cola y me dice: seguime. no podía verla, porque automaticamente bajaba mi mirada ahí, y no, no podía. no porque no gustase, pero realmente no había interes en mis ojos en ver esa delantera descomunal que ni un doble nueve de area con crespo y batistuta podían superar.
lo no raro eran los señores asquerosamente babosos idolatrando aquel monumento al escote. los miraba, no me miraban, estaban ocupados. qué se yo. son dos tetas descomunales en un colectivo perspectivamente a la altura media de la cintura si estabamos parados y a la altura de los tobillos si estaban en el escalón del fondo.
pero lo raro era eso, que me de mucha vergüenza ver a la chica de verde, tal vez ella me miraba y pensaba: qué pendejo pajero
tal vez ella me miraba y pensaba: mirame mirame mirame.
pero esos
mirame's
sólo los pensamos gente como nosotros, para que ucando nos miren, miremos para otro lado extasiados de la vergüenza.
me baje, dejé a la chica de verde en su asiento volviendo a los ruiditos de mis zapatillas.
21 abril 2008
cuando camino las zapatillas me hacen ruido y me da mucha vergüenza. me da esa vergüenza bronquial (esa que genera bronca), esa vergüenza culposa que da ganas de darte vuelta y pedirle perdón a la persona que camina atrás tuyo. es totalmente molesto, es totalmente irritable. un día fuí feliz con ese ruidito, caminando como pingüino apoyando solamente los talones, haciendo mucho ruido. creo que ése día fui muy feliz, y no recuerdo por qué lo era, pero caminaba con ruidito y era agradable.
pero hoy, hoy fue totalmente molesto. y el otro día también. y el anterior día igual. siempre lo es, salvo excepciones. tal vez el truco esté en que me tenga que poner medias, pero no puedo ponerme medias con esas zapatillas, mis hermosas alpargatitas, es totalmente antiestético y totalmente asqueroso (cuando hablo de esteticismo me refiero a una mirada propia sobre las ropas, y no a la esétita de las altas costuras, de palermo o de seudoshippiesochentosos).
es totalmente molesto el ruidito, cuando la pila se acaba, o cuando hay silencio entre tema y tema, escucho el ruido y me molesta. lo peor que no hago nada al rezzpecto como para que deje de sentirme molesto, avergonzado e irritable.
arrastro los pies, pateo cosas, piso hojas, camino rápido.
qué lindo el lunes pasado, qué lindos estos días con frío en donde tuve que poseer otros calzados. qué lindo el lunes, el frío y la gente caminando en sus bufandas, mis cosas sin sentido cuando me aburro en sobremanera, cuando ni vale la unión de las palabras y simplemente son pelotudes como las mujeres de rulos y sus bufandas, sacos negros caminan en la noche con frío, yo sonrío, ella no me mira. desaparece entre las hojas que vuelan, camina en su mundo, yo sin ser ni una hormiga en el suyo. hace frío y la gente con bufanda parece hermosa, otros asquerosamente desubicados, pero algunos hermosos. parecen robotitos, rústicos al moverse, sin desnudarse en las veredas, sacos negros y sobretodos, ella y sus rulos vuelan en su mundo, y yo sólo soy una cucaracha que camina escondiendose entre los huecos de su pared..
días de completa irritación, del humor más detestable de todos
pero con ganas de abrazarte a alguien y llorar, cagarte de risa y seguir llorando. romper en llanto silencioso y aliviarte con cosquillas en la panza. llorar y vomitar todo eso que no sabés cuando va a salir a la luz, pero que ya no aguantas porque las ojeras cada vez son más grandes, los ojos cada vez más oscuros, los labios cada día mas rotos, cada vez te tiemblan más las manos y las piernas.
en cualquier momento, en algun momento. pero vos sólo queres abrazarte y llorar.
ver a los ojos, contar un chiste de católicos heterosexuales argentinos, y reir.
reir, llorar.
pero tenes ganas de ir a pisar cabezas por ahí, pegarle a todos los que se te cruzan y pedirles por favor que se callen. que dejen de preguntar, de pelotudamente preguntar.
porque te los cruzas en la calle, apurado con ganas de regresar a tu almohada, y te tocan el hombro. te saludan y te pregunta cómo estás. la puta madre, no me preguntes, estaba a segundos de tirarme a tus brazos como ahogado al salvavidas. pero preguntaste, hablaste, pelotudamente preguntaste. y te saludé, chau. hasta otro día. mi almohada es mejor compañía.
irritación.
las zapatillas hacen ruidito y la gente en la facultad dibuja misas.
hablan todos en voz baja diciendo tal o cual cosa, son misas, y el amén se eleva al cielo cuando pasaron las dos horas. pero son misas, asquerosas irritables misas donde todos hablan a la par como robotitos mentalmente sincronizados, se ríen de una boluda que no sabe hablar, se ríen tres idiotas entonces dos más se tienen que reir. se ríen esos cinco idiotas entonces como la mayoría se ríe, se tienen que reir los demás. idiotas evangélicos creyentes que van a misa a creer que lo que dicen es ley moral de todo hecho analítico, psicológico, matemático o literario. nadie se da cuenta que parecemos fieles feligreses? nadie se da cuenta que estámos en misa? y no, no es que esté totalmente susceptible, mala onda tampoco. es simplemente un bocadillo del día, una nota al pie, un asterisco, una mirada más allá, de idiotas ríendose porque la mayoría se ríe, y de otra gente que repite en voz baja lo mismo que dice el profesor. anecdótico, perdición, aburrido y perdido. sí, es una misa. callense por favor.
y había mil cosas más, mil. pero bla.
y al final esto es como los simpsons. empezas con algo y terminás con cualquiera, sabiendo que lo que sentías y pensabas minutos antes de haber empezado, no tiene lugar, y tampoco se lo hacés.
no quiero soluciones.
si quiero soluciones me hago evangélico o amigo de dios.
13 abril 2008
desfilando entre la gente, buscando tu cara alegre, no asoman tus ojos desde hace más de un mes. miro, no dejo de mirar a toda la gente que viene que va que se acerca que se aleja, no aparecés. irrisorias ilusiones las de pensar que alguna vez vamos a sentarnos en el mismo colectivo, a media hora del barrio, a un peso del destino. verde, tu vestido verde, tu olor inconcluso que todavía no se supo impregnar.
cuando sueño, aparecés. estás. me mirás.
cuando despierto, no me hablas, te olvidás.
entran, salen, saludan, besan, acarician, escuchan, hablan y vos no estás.
dónde te vuelvo a encontrar?
acepta. una vez más, sólo acepta, esto que parece idiota, esto que me hace tan idiota. esto que no podés, que desaparecés, que te olvidas, que dormís, que ocupas con otros lugares. acepta. sólo una vez.
08 abril 2008
hay mucha gente, por mala suerte. miro la hora, la una, hora pico de este lado; voy a tener que esperar más de lo previsto. sé que hasta que me pueda tomar el colectivo voy a tener que esperar por un par que vengan casi llenos para terminar de llenarse acá.
también por mala suerte me estoy quedando sin pilas en el mp3, en cualquier momento me quedo sin nada para escuchar y tengo que dejar mis oidos librados al azar de las boludeces que puedo llegar a escuchar de la pareja de al lado: ay no sabés boludo lo que me pasó...
y a mí que carajo me importa que te pasó. subo el volumen, por favor señora pila aguante un poco más.
veinte minutos, media hora, cuarenta minutos, llega un bondi, lleno, hasta las pelotas. algunos intentan avanzar, miro el reloj, no tengo problema. me quedo sentado en la misma ventana con telarañas. la pareja se para y se queda en la vereda esperando otro colectivo, tal vez más vacio. pasan veinte minutos, otra media hora para que llegue el segundo: otra vez, lleno. sube una , dos personas; la pareja decide caminar.
miro el reloj, me acomodo. giro mi cabeza hacia la izquierda esperando ver el color llamativo salvador, el color que me hará volver a mi casa y a mi almohada. en ese giro visualizo a alguien que antes no había visto. no había visto por la cantidad inverosimil de gente que esperaba colectivos; no había visto porque no se dejaba ver, estaba escondida, sentada sobre los escalones de una casa. ahora si se deja ver, es que se paró y porque otros colectivos que no llevan a mi hogar llegaron vacios y la gente cansada de esperar, sin ganas de ir a trabajar pero con los minutos carcomiendo sus cabezas, se subieron, sabiendo que deben hacer combinación con el subte para llegar a tiempo.
la vereda un tanto vacía, ella parada, un tanto alta.
no sé si me ve. no sé si me reconoce, escucha música como el año pasado.
se aburre apoyada en la columna, se sienta del otro lado de la ventana. mierda. te sentaste apropóxito? porque antes de moverte me viste a los ojos unos segundos, me viste y te sentaste, no te asustaste.
la veo. en realidad la excusa para verla es la de tener que girar la cabeza hacia mi izquierda esperando que llegue ese amarillo patito. giro la cabeza, miro la calle, miro los semáforos, giro la cabeza, miro las calles más lejanas. la miro.
me quedo viendola deseando que me mire y se acuerde que hace un año por fín le pude hablar después de tanto mirarla.
le hablé y ella me habló, y sonreía como seguro le sonreía a todos los que alguna vez le hablaron. sonrió. algo que me había hecho sonreir más profundo que su sonrisa fue la de haber presenciado ese gesto; ese gesto que queda tan bondadoso en una mujer (en un hombre también): se había sacado los auriculares para escucharme hablar, había agarrado su reproductor y lo había apagado. cinco cuadras caminando, y ella había apagado para intentar tener una charla que durase cinco cuadras.
hacía frío, estabamos abrigados. la calle con poca gente, todavía estaba oscuro.
mirame, mirame y acordate de mí. ese mismo boludo que el año pasado interrumpió tu caminata solitaria para preguntarte sobre tu sueldo; no para saber la cifra necesaria que tus ojos merecían. mirame, acordate, sonreí por tan descarado comienzo de charla sobre esa primer cuadra.
quince minutos, sus ojos me miran. dejaron de ver para la izquierda, dejamos de ver si viene el colectivo. me reconociste? o eso fue un gesto de rechazo?. si, tengo otro corte de pelo, lo tengo más sucio y hoy el calor hizo que el olor a chivo fuera una estúpida compañia. también tengo más barba, y la ropa un poco sucia. pero soy yo, el mismo que pregunto por vos... si, te acordaste?
parece que sí, me ve. la miro. sostengo la mirada como nunca antes imaginé en el día que iba a poder mirar a alguien. un minuto? media hora? o tan sólo treinta segundos? no sé... no sé cuanto tiempo es, seguro son veinte segundos y yo siento que es una eternidad, una dulce eternidad. pero qué hago. ahora debería acercarme, exhibir mi enérgica habla e invitarte un trago.. pero no. no sé. me quedo callado. mirando para mi derecha, olvidandome del amarillo patito. mirando el suelo. con ganas de volverte a ver, con ganas de que me estés mirando, con ganas de que te acerques y me propongas ir a tomar un vaso de vino, de agua, de aire.
me quedo callado, mirando el suelo. a veces te veo, y cuando te espio quiero que me veas espiandote.
te miro, te miro de reojo, pero te miro. no me animo a volver a fijar mi mirada en esos ojos, en esos labios... y de repente veo del suelo como varios pies se acercan a la vereda, levanto la mirada, llega un colectivo, no es el que me deja cerca de casa, no es el que te deja cerca de algun lado. pero parece que estás apurada, o que tenés miedo de hacer una locura, de que si dejamos pasar cinco minutos más nos acercamos, nos agarramos las manos y nos vamos a tirar a esa plaza de ahí en frente. sí, debe ser eso, por eso ves ese colectivo que no te lleva, y te lo tomás, apurada, sabiendo que tenes que hacer una combinación de subte para poder llegar a algun lugar, a un lugar que después de encontrarte con la mirada no tenía ganas de que llegues...
se va, la morocha se va. vuelvo a mirar el reloj, uf, el tiempo pasa y no pasa. ahora soy yo el que se acerca a la vereda, no quiero estar más en al ventana junto a las telarañas, quiero tomarme ese colectivo que me lleva a casa, para en algún momento tener que volver y cruzarme con vos. un día, cuando todavía este amaneciendo, hablarte, verte sacar los auriculares y caminar cinco cuadras a paso de tortuga, conociendo tus días, empezando a conocer tus ojos ajenos.